jueves, 13 de mayo de 2021

Visita Inesperada

Ayer recibí una visita inesperada en medio del dolor de la tarde. Un dolor nuevo, a destiempo, porque el dolor llega siempre al cerrar los ojos. La tarde siempre es de meditación, concentración. Es extraño que empiece a aparecer a esa hora. Ayer la fuerza luchaba con el dolor. Me encontraba con el pecho descubierto y lleno de sus lágrimas, que no son otras sino las que queman los vicios. Yo luchaba porque no estaba concentrado en mi rutina sino en la película del fin, todos sus aspectos, la antesala, el final y lo que va después. Lo planeaba todo. Y de repente sonó un ruido contra la ventana.

Yo no sé por qué la cortina estaba ligeramente arriba, de modo que había un pequeño campo para ver cualquier cosa que se asomara sobre el alféizar. Allí vi una pequeña cabeza, chiquitita, mirándome. Me acerqué lo más que pude y quedamos de frente, solo la ventana nos separaba. Era un pájaro que no había visto por aquí. Era chiquito, marrón y popocho. Hermoso. Nos miramos por unos segundos, que para mí de algún modo fueron eternos, como mi marca en el antebrazo. Voló y entendí que vino a visitarme en forma de pájaro, a acompañarme en mi dolor, a siempre estar. Vino mi lindo Jerito. Besé mi marca.

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