jueves, 25 de mayo de 2023

Hammer

Te veo entre las rocas.
Te veo desde Little Rock como si hubiera destino. 
Es la primera vez que lo pienso. 
Ese desvío en ese moridero era mi sentencia. 

Te veo con las manos rasgadas. 
Bien lo dije más abajo, bien abajo:
Un cuerpo cascado es un cuerpo vivo
Me autocito, qué pesar. 

Bien me queda el apodo que me condena. 
¿Por qué hay palabras que implican tanta maldad? 
Quizás mi condena es la sentencia de la felicidad. 
De nuevo, qué pesar. 

Te veo bien alto, allá donde no hay miedos. 
La jueza conoce mis temores y penas. 
También conoce las heridas de mi cuerpo.
Las reales y las ficticias. 
Las últimas son enteras mías porque me gusta imaginar. 
Te veo detrás de un nudo en la garganta.

¿Cuándo es el golpe que va a sentenciar la tortura?
Quizás deba autocitarme de nuevo.
Arriba, un poco arriba.
Sin pesar.
¿Lo ves?
¿Cuándo llegará?